Namjoon llamó a Soojin explicándole lo que había sucedido, y ésta no tardó ni cinco minutos en llegar al lugar.

Ella se encargó de hacer que Jungkook soltara al cuerpo inerte de Taehyung y de tratar de calmarlo. La tarea de hacer que el rubio se desprendiera del cuerpo no fue fácil, ya que éste ponía resistencia, alegando que su osito debía sentirse amado hasta estando muerto, y que nadie más que él podía hacer eso.

El chico estaba sentado en el suelo de la habitación mirando a un punto fijo en la pared, como si quisiera traspasarla con su mirada. ya no lloraba, pero tampoco hablaba. Estaba encapsulado en su propio mundo, pensando en Taehyung, en el porqué de lo que había hecho, en cuáles serían sus últimos pensamientos antes de que el oxígeno dejara de llegar a su cerebro, en si las voces habían estado allí para atormentarlo mientras moría.

Soojin volvió con un vaso de té de valeriana y se lo entregó al rubio aún sabiendo que éste no iba a beberlo.

Los del servicio funerario del hospital entraron a la habitación seguidos de Somin, quien al ver a quién se había convertido en su cuarto hijo (hipotéticamente) Sin vida sobre el piso, y luego ver a su hijo lado delatan destrozado al otro cuarto, casi se desmaya.

Caminó hacia Jungkook mientras que los del servicio funerario comenzaban con su trabajo, sacando el cuerpo del cuarto pocos minutos después, fue entonces cuando el rubio rompió a llorar una vez más.

-¿Por qué tuvo que hacerlo, mami?- Arrugó la camisa de Somin entre sus puños y enterró su rostro en el pecho de ésta, tal cual como hacía de pequeño cuando le ponían alguna inyección. -El sabía que yo lo amaba y que él era mi vida, ¿por qué lo hizo?-